April 28, 1992 – April 28, 2017

Twenty-five years ago, Francis Bacon died in Madrid

We remember him not only as one of the greatest 20th century painters, but also as one of the most original designers, and for this we publish again the opinions expressed by Edward Lucie Smith and Fernando Castro, curator of the exhibition FRANCIS BACON La Question del Dibujo currently underway In the Circulo de Bellas Artes in Madrid. So how do we republish interviews and articles by Oracio de Sosa Cordero, Argentine Marquis, a painter and friend of Francis Bacon, who was called to Madrid to recognize his corpse.

Fernando Castro: “La epidemia de la tontería no ha perdido intensidad”

miércoles, 20 de junio de 2012- Arte

Francis Bacon – Bohumil Hrabal

Entrevista al Pintor Horacio Cordero

Es para mí un gran honor hablar de dos grandes artistas del siglo XX, el pintor y gran amigo Francis Bacon y el gran escritor checo Bohumil Hrabal. Aunque no se conocieron personalmente ambos se admiraban y si se hubieran encontrado seguramente hubieran sido amigos. Los dos “fatalistas”, Francis con su homosexualidad, Bohumil Hrabal con la palabra prohibida en  la época del régimen comunista, pero aún así escribió magnificas novelas como: “Trenes rigurosamente vigilados”, “Yo he  servido al rey de Inglaterra” y “Una soledad demasiado ruidosa”.

Pero aunque no fue posible ese encuentro en vida, si lo es ahora en esta magnifica muestra que realiza la Gate Gallery en donde los reúne a los dos . A Francis Bacon lo conocí en los años 60, me lo  presentó un amigo en común, David Sylvester, crítico de arte, gran amigo de Bacon y así iniciamos una larga amistad por mas de 40 años. Podría contar tantas anécdotas, de Francis, que serían casi para escribir un libro, ya que estuvimos juntos en Londres, Madrid, Monte-Carlo y Paris, a veces otro amigo en común y gran artista Alberto Giacometti se nos unía a nuestras largas charlas, Francis Bacon era un hombre fantástico y gran amigo de los amigos, que no eran muchos. En su atelier en Londres poquísimos éramos los que lo frecuentábamos a diario, Peter Beard cuando llegaba de sus safaris fotográficos del África, David Sylvester,  Lucian Freud, George Dyer, y yo, años mas tarde John Edwards, a veces venia de Italia un joven periodista de Bologna ,llamado Ravarino de gran simpatía, con el Francis Bacon, recorrió Italia, (Roma, Sicilia, Cortina d’ Ampesso, Bologna, la Toscana, y otras ciudades de Italia).

Como dije anteriormente, pocos éramos los amigos que frecuentábamos el atelier de Bacon en 7 Reece Mews, en el barrio de South Kensigton su atelier donde se podía ver un gran desorden, lleno de cosas heteroclécticas, cajas de cartón vacías, de vino Petrus de buena cosecha o de su Champagne Krug o Cristal, paños, algún viejo pullover de cachemira que el utilizaba para frotar a veces sus obras y dar texturas, libros, fotos y un sin fin de cosas en una carpeta, había dibujos suyos, algunos de sus comienzos, otros proyectos de decoración, algunos rasgados, doblados o destruidos, pero que él los guardaba entre un sin fin de cosas, también había pequeños bocetos que tal vez le sirviera como primera intención para su obra. Bacon en los años 80 me muestra en Paris algunos dibujos suyos y también collages. La Galeria Marbourogh de Londres, representante de la obra de Bacon por esa época años más tarde envuelta en un escandalo por litigios con el heredero de Bacon John Edward, no veía con buenos ojos que Francis Bacon dibujara o realizara técnicas mixtas o collages, … tal vez    por  celos de que el artista vendiera esa obra a otro marchand.

Lo cierto es que Francis Bacon comienza a realizar periódicos viajes a Italia, en donde tranquilo y lejos de los ojos vigilantes de Gilbert Lloyd o su hermana Ángela o su primo de NYC Pierre Levin, todos directivos de la galería, se dedica a dibujar con afán y también realiza collage oasteles y técnicas mixtas, algunos de ellos que se presentan en la Gate Gallery de Praga, muchos de ellos representando la magnifica serie de Papas, otros estudio de  autorretratos, o composiciones. Algunas de esas obras las vi en su atelier de Paris.  Francis Bacon, en su relación con Ravarino, su ” hombre de Italia”, acompañante, amante y heredero de esas magnificas obras que yo llamaría: “Obras mayores del periodo secreto de Francis Bacon en Italia” … Por qué … ese secreto. Francis Bacon en sus últimos años ya no confiaba en sus marchand de Londres, si estaba con ellos aún ligado era por la buena Señora Beston que trabajaba en la galería y era su secretaria particular y la que se ocupaba de ordenarle la vida desordenada de Francis… ese era el motivo por el que Francis Bacon no ponía Punto Final con  su marchand Londinian, pero él quería dejarle al mundo… su última palabra… y por eso en sus últimos años comienza esa magnifica serie, de más de 900 obras sobre papel, que la Fundations Francis Bacon Drawing, prepara el catalogo razonado de su obra.

Obra magnifica que mi amigo y gran artista Francis Bacon realizó.

ARTE

 

sábado, 30 de octubre de 2010 – ARSOMNIBUS

Los dibujos secretos de Francis Bacon, a través de los ojos de Horacio de Sosa Cordero, amigo íntimo del artista.

“Un día que hará historia” – Así podría definirse la conferencia organizada el pasado 21 de octubre por Industrias Culturales Argentina y la Sindicatura General de la Nación, donde desde hace una semana se exhiben cuarenta de los dibujos extraordinarios de la Colección Cristiano Ravarino, “La Punta del Iceberg” curada por Edward Lucie-Smith y Massimo Scaringella. Dicha colección, cuya autenticidad –ya corroborada– ha estado en tela de juicio durante más de diez años, está formada por dibujos autónomos, intensos y esenciales, verdaderas obras de arte que suponen una reflexión interior, una mirada hacia atrás que realiza sobre sí mismo el propio Francis Bacon, en la que es casi su última etapa.

Pero lo que hace único este día no es sólo el hecho de que podamos descubrir dibujos casi desconocidos, ni que se esté dando en primicia en Buenos Aires y en toda Latinoamérica. Lo que lo hace único es que los recorrimos a través de los ojos de quien fue uno de los grandes amigos de Bacon, uno de los pocos que el pintor “contaba con los dedos de una mano”… el amigo con quien compartió anécdotas, juergas, arte, malhumores, vida e, incluso, el amigo a quien llamaron para identificar su cuerpo ya sin vida, en una noche de 1992, en Madrid. Es, en definitiva, el escritor, pintor y escultor de fama internacional Horacio de Sosa Cordero.
Conversando con Horacio de Sosa Cordero

“Por puro azar, me encontré cara a cara con mi amigo hablándome desde sus trazos, desde una obra desconocida para mí y por fin salió a la luz, que merece está en los mejores museos del mundo para deleite de todos.”, dijo Sosa Cordero. Tras examinar cada uno de ellos, le ofrecimos para dar una charla al respecto, ahondando poco a poco en la obra, la personalidad y la amistad que le unió a Francis Bacon durante cuarenta años. Él es quien nos adentra, a continuación, en la vida de uno de los artistas más geniales del s. XX. Él –junto con Francis Bacon– fueron quienes hicieron de este día un día “casi histórico”.


Usted, Horacio de Sosa Cordero, fue un gran amigo de Francis Bacon –prueba de ello son, los retratos que realizó de usted–. ¿Cómo comenzó esa amistad? ¿Y cómo describiría a Bacon?

A Francis lo conocí en los años 60, cuando era un joven artista y vivía en Londres. Nos presentó un amigo en común, David Sylvester, y así empezó una gran amistad.
¿Cómo era Bacon? Era una persona enigmática, imprevisible, de gran carisma… pero también de gran malhumor –sobre todo cuando se le hacían preguntas que no le gustaban. Por ejemplo, no se le podía hablar de pintura, aunque sí de los grandes a quien admiraba: de Velázquez, de Picasso o de nuestro gran amigo Alberto Giacometti. En fin, era enigmático, insociable, irascible, representaba todos los extremos: podía hacer un escándalo delante de la Reina de Inglaterra o ser un auténtico caballero de un vagabundo. Y, sobre todo, era muy amigo de sus amigos. Ahora que miro este autorretrato tardío suyo, realizado en 1980, recuerdo que una vez le pregunté: “¿Por qué siempre se hace tantos autorretratos, Francis?”. Y él me contestó: “Y… ¿qué quieres que haga? No tengo muchas personas para pintar, no conozco mucha gente. Además, con esta cara de puding-face que tengo… así me sale.”
La atribución de los dibujos de esta muestra de Francis Bacon ha sido objeto de polémica durante más de diez años, sobre todo a raíz de la aceptación general de que “Bacon sólo pintaba, no dibujaba”. ¿Qué opina al respecto?
Primero de todo, no se trata de una opinión. Y no puedo hablar de “atribuirle” los dibujos a Bacon, puesto que una “atribución” lleva implícito que uno no está del todo seguro. Y aquí –y esto es un hecho– estamos ante auténticos dibujos de Bacon , y eso no es discutible, como tampoco es discutible el hecho de que él sí dibujaba.
La gran confusión sobre sus dibujos la creó un artista, Michael Ayrton que escribió una nota en una revista Burlington Review of Art, en la cual señala que “Bacon no sabía dibujar”., esto lo dijo un crítico, un artista mediocre. Por lo cual, un día, Bacon se encuentra con este artista por la calle y, muy molesto, le increpa, diciéndole: “Y usted qué sabe si yo dibujo?”.
Por supuesto que dibujaba, solo que la mayoría de las veces quedaron guardados en carpetas (no podía enseñarlos por todo un compromiso comercial que tenía con cierta galerías), o los rompía y dejaba abandonados en su “burdélico” atelier de Londres. Su atelier: ese lugar que tuve el privilegio de frecuentar casi a diario, puesto que la gente que lo visitaba se podía contar sólo con los dedos de una mano.
Volviendo a sus dibujos, Francis Bacon realiza más de 300, que podríamos llamar “dibujos secretos” de Francis Bacon, como también existen los “dibujos secretos” de Leonardo Da Vinci, de Miguel Ángel Buonarotti, o de Caravaggio. Y son dibujos que regala a sus amigos y a sus amantes. Y Ravarino, en este caso, es el depositario de todos estos dibujos que Bacon dibujaba, sea en su tallar en Londres o en Bolonia, Venecia o donde fuera, en todos esos viajes que realizó a Italia.
En definitiva, es todo un honor poder contemplar esta Colección de Cristiano Ravarino, estos “dibujos secretos” suyos. Se trata de una muestra que podría estar en cualquier museo internacional, como en el Metropolitan Museum, la Tate Gallery o el Louvre. Pero hoy está aquí, en Buenos Aires, convirtiéndose en toda una primicia para América Latina.

¿Resaltaría alguno de los dibujos dentro de la Colección?

Primero de todo, habría que decir que son dibujos repentistas y de gran rapidez de ejecución, y donde se aprecia una reflexión dentro de sus obras, una vuelta a sus temas constantes: los autorretratos y retratos, las Crucifixiones, los Papas… De hecho, la representación del Papa Inocencio X, después de Velázquez, es una de las constantes dentro de la obra de Francis Bacon, datándose su primer cuadro al respecto de 1947. Este dibujo en particular, realizado entre los años 70-80, es una obra magistral donde se pueden ver todas las consecuencias de su obra pictórica anterior, como se puede apreciar en el resto de la colección: el carácter nervioso de sus líneas, las deformaciones, las composiciones simples, sus atmósferas, la insinuación… Esto me recuerda cuando le preguntaba por su pintura, a lo que él me contestaba: “Horacio, mi pintura consiste, antes que nada, en un juego. Y en el azar. Y en la pura intuición. El juego, y la casualidad, y la forma de capturar la apariencia con un monto de sensaciones”. Palabras de Bacon.

Podríamos decir que la obra de Bacon estaba inmersa en sentimientos irracionales, en fuerzas contenidas, en intuición, en “fatalidad”, quizás. Pero… ¿y su vida?

Francis Bacon estuvo siempre rodeado de la fatalidad, como él decía. Todos sus grandes amigos y sus amantes, iban muriendo, uno tras otro. Y, así, se iba quedando, día tras día, año tras año, solo. Por eso, en su vida enigmática, él siempre dijo “Estoy rodeado de muerte”. soy uno de los pocos amigo de Bacon que quedan con vida.
ÉL amaba la vida, el casino, las tertulias, los buenos restaurantes, la bebida, las juergas, los bares… Recuerdo, por ejemplo, el primer viaje que hizo a Madrid, que lo hizo conmigo. “Horacio, llévame a España”. Y allá que fuimos, porque le encantaban las corridas de toros. Entonces, él estaba en Londres, yo en París, y nos encontramos directamente en Madrid. A partir de entonces tomaba el avión y viajaba muchas veces a Madrid, aprovechando siempre para visitar el Prado y ver a sus pintores favoritos: Goya, Velázquez y Picasso, en su último viaje, en el año 92, fue a Madrid junto con su amigo John Edward para asistir a una extraordinaria exposición de Velázquez. Pero tuvo un ataque cardiaco y lo internaron en una clínica… Y él, que nunca fue practicante ni pisó una iglesia, lo pusieron en la clínica al cuidado de dos monjas…. Y bueno, ahí fallece. John Edward me llamó por teléfono a París, y viajé a Madrid para identificar el cuerpo y arreglar todas esas cosas de las que hay que ocuparse en esas circunstancias, tan desagradable y triste, siendo un amigo.

¿Cómo calificaría esta colección de dibujos de Bacon? ¿Por qué es tan importante?

Considero que estos dibujos son de importancia trascendental para el arte y que van a abrir nuevos caminos a los jóvenes artistas. No solamente son importantes por la calidad y ejecución, sino porque marcan el último período de Francis Bacon, en el cual él realiza los dibujos con gran pensamiento y entereza marcando toda su obra realizada anterior. Voy a decir algunas palabras de Bacon, porque para Bacon la pintura –o el dibujo, que lo realizó– era un juego. Voy a responderle con estas, palabras de Francis: “Todo el arte es ahora una especie de juego en el que el hombre se distrae. Y es bueno decir que siempre fue así: absolutamente un juego. Yo pienso que, en ese sentido, las cosas han cambiado, y lo que será realmente fascinante es que este juego va a ser más difícil para el artista, pues tendrá que profundizar más aún el juego para sacar de él algo bueno”. Palabras de Bacon, que son una gran enseñanza para los nuevos artistas y para la aventura del arte, del siglo XXI

Horacio de Sosa Cordero
ARSOMNIBUS – Primavera del 2010

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